La advocación de la Mare de Déu del Blau, tiene su origen en una antigua leyenda que explica cómo los canónigos de la Catedral de Lleida encomendaron una imagen de la Virgen María para ser colocada en la Puerta de los Apóstoles de la Seu Vella. El tiempo apresuraba y el escultor, a fin de tenerla terminada en el plazo fijado, hizo trabajar a su aprendiz en la ejecución, esculpiendo una formosa cara de la Virgen. El maestro, al contemplarla, no pudo contener su envidia e irritado tiró el martillo encima la cara de la Virgen María con el deseo de malograrla, pero no consiguió su propósito. La imagen restó muy entera y en el lugar del frente donde rebatió la herramienta, afloró una señal, como si hubiera picado en carne viva: el Moratón (Blau en catalán), que según parece luce la Virgen en su frente, de aquí el nombre de Mare de Déu del Blau.