La doctora en psicología Marta Trepat impartió el pasado jueves, 18 de octubre, la lección inaugural del curso 2018/2019 del IREL el salón de actos del edificio del Rectorado de la UdL.

"La relación cara a cara se está perdiendo", afirmó Trepat. "A veces, tengo la sensación de que tenemos ojos y no vemos, tenemos orejas y no escuchamos al otro", dijo. En este sentido Trepat, puso en duda que pasará en el futuro "con la comunicación cuando no se haga en las redes". Y destacó que "sólo hay que leer Twitter o cualquier red social para ver que muchas opiniones se expresan con agresividad, con violencia". "Esta agresividad ya estaba en la sociedad pero ahora sale al exterior", afirmó.

"La convivencia hay que trabajarla", dijo. "El paso previo de la convivencia es la convivencia con uno mismo", afirmó. "Si no nos sentimos a gusto con uno mismo no podremos convivir", dijo. "Para acoger al otro, uno se ha de acoger sí mismo y cuesta aceptar a un mismo". Trepat explicó que "el yo ideal, la figura que tenemos de uno mismo, puede ser aplastante e invalidante". Trepat añadió que todas las personas tienen una gran riqueza y tenemos un núcleo interno.

Por encima de este núcleo, según la conferenciante, "tenemos las experiencias de nuestra vida (dolor, rabia, miedo, culpabilidad) y además, hay un tercer núcleo, un escudo protector para defendernos del dolor y la angustia ". "Las protecciones pueden ser muy variadas como el consumismo, el prestigio o la religión", explicó.

La psicóloga destacó que "si no nos ponemos en contacto con nuestros sentimientos, no los podemos trabajar". Y, según Trepat, por eso "caemos en el activismo, por no pensar". "Pero esta es una protección muy cara porque nos impide extraer nuestras experiencias", resaltó. A continuación, Trepat recordó la frase de Jesús cuando dice "ama al otro como a ti mismo". "La convivencia comienza muy pronto" destacó. "El motor del crecimiento es la ansiedad porque la angustia nos avisa que estamos ante algo que genera dificultades y por eso nos permite crecer". "Si una persona acoge las propias necesidades podrá acoger las necesidades de los demás", dijo.

Trepat destacó que para la convivencia el perdón es básico. "En nuestro mundo hay mucha agresividad y competencia, sin perdón el mundo no tiene rostro humano". La conferenciante destacó que "perdonar no significa reprimir". "Cuando alguien sufre una agresión, ésta queda grabada en la memoria".

La psicóloga explicó que las personas tenemos tendencia a aferrarse al dolor, "encontramos un punto de disfrute en la crítica y en dejarnos llevar por la ira". Por el contrario, según Trepat "perdonar significa apostar por la vida, no perdonar nos empobrece".

La conferenciante aclaró que "la convivencia es un camino que dura toda la vida". Trepat recordó la frase de Jesús "amaos los unos a los otros". "Si yo me abro para recibir el amor de Dios, la primera parte es el amor que Dios me tiene, y la segunda parte se derramará hacia los demás", recalcó. "Es difícil ser consciente de que Dios nos ama tal como somos", dijo. "Si buscamos a Dios es porque tenemos hambre, como el hijo pródigo.

En cambio, nos limitamos a tener una relación bastante buena con Dios, manteniendo las distancias ", añadió. "Esta resistencia a Dios se instala en la apatía o el activismo, manteniendo a Dios en una distancia segura", dijo. "Y cuál es nuestra misión en el mundo?", Se preguntó Trepat.

La psicóloga destacó que ante los problemas generados por la globalización, sobre nosotros llueve una especie de apatía y melancolía colectiva "," Pero la convivencia viene en nuestra ayuda ", continuó. "Sobre todo, en el descubrir a las personas que acostumbramos a excluir de nuestro campo visual cotidiano y que a menudo son invisibles", dijo.

"Aquí es donde encontraremos la huella de Dios", según Trepat. Destacó que "Dios es esta fuerza para volverse a levantar, es una especie de fuerza con la que no contabas porque te da una energía diferente".

"Mi Dios también es el Dios de los otros, de los que duermen en la calle, de los que pasan hambre y los que se ahogan en el Mediterráneo. Son hijos de Dios ", dijo. Trepat apostó por la mística bien entendida. "La mística es buscar a Dios, abrir la puerta y dejarse querer por él".

La psicóloga defendió una forma de ser místico que definió como una experiencia de "solidaridad espiritual". "Una mística que busca rostros, de las víctimas, de los que sufren. Una experiencia mística y política a la vez, una fe buscadora de justicia ", dijo. "Los cristianos tenemos una religión provocadora. En esta sociedad consumista nos invitan a consumir para ser felices ", dijo.

En cambio, como recordó Trepat, "nuestra religión es provocadora porque dice, bienaventurados los que lloran". "La esperanza cristiana se mueve entre la tristeza y la confianza", añadió. "Si no tenemos esta experiencia de dolor, no seremos consulados, para ser consolados hay que desesperarse, sino nos movemos en medias aguas", dijo. "Nos hemos metido en la cabeza la lejanía de la tristeza, de ilusión cristiana, de plenitud", dijo. "Pero con la incapacidad de llorar corre paralela la incapacidad de dejarse consolar". "Otra manera de ver es una actitud voyerista ante las crisis y las miserias" añadió. "Nos hemos acostumbrado a situaciones de pobreza en el mundo que parecen cada vez más estabilizadas", según Trepat. "A la vista de la miseria masiva que clama en el mundo, o incluso no clama, crece un mundo cada vez más rápido y donde los pobres son las víctimas de las oligarquías sin misericordia", dijo.

"Para los que nos decimos creyentes, trabajar por la convivencia debe ser, ser místicos con los ojos abiertos", concluyó. 

A continuación, se entregaron las orlas a los alumnos que han terminado sus estudios en el último año en el IREL. Antes, de la lección inaugural el director del IREL, Manel Mercadé había hecho un resumen de las actividades del último año. Cerraron el acto los parlamentos del representante de la Diputación, Paco Cerdà; del representante de la Facultad de Teología de Cataluña, Joaquim Blas; del vicerrector de la UdL, Joan Biscarri y del Obispo de Lleida, Salvador Giménez.