[10-07-24] Las diez Cáritas diocesanas con sede en Cataluña acompañaron el año pasado a 99.535 hogares, donde viven 245.665 personas, un 1% menos que el año anterior. Así se desprende de la Memoria 2023 que el organismo presentó ayer en la Seu d’Urgell y que refleja un incremento de la pobreza entre la población más joven y una transmisión intergeneracional de esta situación.

De acuerdo con el informe, en el 54% de los hogares atendidos había niños. Además, el 18% de las personas a quienes se ayuda son niños y niñas o adolescentes, y el 16%, jóvenes de entre 18 y 29 años. El documento también revela que una de cada dos familias acompañadas no vive en una vivienda digna y que el 22% de los usuarios sufre una situación de precariedad laboral “que no les permite cubrir las necesidades básicas”.

Cáritas Cataluña advirtió que las desigualdades han aumentado considerablemente en los últimos años y que la distancia entre las clases sociales que tienen más ingresos y las personas con menos recursos se ha acentuado: “Es siete veces más alta que hace diez años”, dijo Marta Fortuny, coordinadora del Ámbito Social de Cáritas Cataluña y vicedirectora de Cáritas Diocesana de Urgell. Explicó también que los efectos de las crisis que se arrastran desde 2008, la económica, la de la Covid-19 y la que se deriva de la escalada de precios, siguen muy presentes entre las familias con menos recursos. En este sentido, ha apuntado que la vivienda sigue siendo uno de los principales problemas estructurales porque “los hogares vulnerables destinan un 43% de sus ingresos al pago del alquiler, mientras que los más ricos solo invierten un 10%”. A esta situación se suma una “pobreza laboral” creciente con trabajos precarios y una economía sumergida cada vez más extensa.

En este sentido se expresó Francesc Roig, presidente de Cáritas Cataluña, quien se refirió a la necesidad de que los ayuntamientos empadronen “a todos los invisibles”. Puso de manifiesto que la economía sumergida es “una realidad contenida” y dijo que sin ella “la revuelta en la calle ya se habría producido. Vivimos en un tejado de vidrio tan frágil que puede saltar una chispa en cualquier momento”, dijo Roig.

Fortuny destacó que la pobreza sigue teniendo rostro de mujer, ya que de acuerdo con la memoria el 59% de las personas atendidas son usuarias femeninas. En este sentido, remarcó que esta problemática cada vez tiene más impacto sobre los niños. Según el informe, los hogares con niños y adolescentes tienen una tasa de pobreza y exclusión más elevada que el resto, con consecuencias en el futuro de los niños y adolescentes. “La pobreza infantil es la principal vía de transmisión de la pobreza y hay una alta probabilidad de que los niños pobres sigan siendo pobres en la vida adulta”, comentó. También apuntó que los datos revelan que continúan siendo mayoritarias las familias atendidas con menores, con una proporción del 54% dentro del total. Por otro lado, también se mencionó que el 50% de los hogares atendidos no viven en viviendas dignas y el 21% vive en habitaciones realquiladas”.