El papa Francisco saludó ayer con un “bon dia a tots" en catalán a los 800 peregrinos de Montserrat a quienes recibió en audiencia en el patio de San Damaso del palacio Apostólico del Vaticano. Con la delegación catalana, encabezada por el abad de Montserrat, Manel Gasch, estaban los obispos de las diócesis con sede en Catalunya, entre ellos, el obispo Salvador.

El Papa hizo un discurso de elogio a la piedad religiosa y sobre el sentido de la devoción mariana: “Ante la Madre se despiertan los sentimientos más nobles de la persona”. Habló de María como la que señala a Jesús y como espejo para solucionar conflictos. Por ello, “la Virgen de Montserrat, con el mundo en sus manos, nos invita a vivir la fraternidad universal”. Es una madre “que quiere dar a luz un mundo nuevo”, que “no conoce la actitud de descartar a nadie” y que “sabe escuchar”.

El papa Francisco elogió la labor de difusión mariana que ha hecho la Cofradía de la Virgen de Montserrat durante 800 años. Como muestra de este reconocimiento otorgó a la patrona de Catalunya la Rosa de Oro, una distinción pontiiícia que distingue en ocasiones especiales a las imágenes de la Virgen.

El papa también ha tenido como regalo poder escuchar dos breves intervenciones de la Escolania, con el canto del Virolai que le dió la bienvenida. La audiencia también tuvo un tono festivo por la presencia de la cobla y la colla sardanista Dansaires del Penedès del Vendrell que despidió al Papa.