El Catedral de Lleida se llenó el pasado 3 de abril para celebrar la Fiesta de la Divina Misericordia con una misa solemne presidida por el obispo Salvador y concelebrada por varios sacerdotes de la diócesis.

El Petit Cor de la Catedral acompañó la celebración con sus cantos y el alcalde de Lleida, Àngel Ros, también asistió en esta eucaristía, que este año ha tenido una significación especial ya que se ha incluido dentro de los actos del año Jubilar de la Divina Misericordia.

El Apostolado de la Divina Misericordia organizó esta fiesta y destaca que con la alegría de sentir y vivir el Amor misericordias de Dios en nuestras vidas, compartimos los siguientes actos: la exposición del Santísimo por el conciliario Mn. Javier Jauset, la oración de la Coronilla de la Divina Misericordia, el acto de consagración, la bendición e imposición de medallas, la santa misa y la veneración de la reliquia de Santa Faustina.

El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios.

Como a Santa Faustina, Jesús sigue diciéndonos "...que tu corazón se llene de gozo, Yo el Señor, estoy contigo, no tengas miedo de nada, estás en Mi Corazón" (Diario 1133), de la misma manera como el Papa Francisco reconoció en las celebraciones del Jubileo y el Congreso Apostólico Europeo de la Misericordia celebrado en Roma: "es difícil llegar a ser testigos de esta Misericordia, pero es un camino que dura toda la vida y no debe detenerse...".

Hablar de Misericordia Divina es fácil, pues como al hijo pródigo, Dios siempre está dispuesto a salir a nuestro encuentro, para convertirnos en eficientes instrumentos de tan inmerecida ternura... ¿Quién, en algún momento, no ha temido hablar de Dios ante el rechazo o la incomprensión de los demás? Y de todas formas, Él sigue repitiéndonos "No temas... yo soy el Amor y la Misericordia".

Haciendo nuestras sus palabras, seguros y colmados de su paz, correspondamos a este gran amor con un sentido: "Jesús, en ti confío".

Apostolat de la Divina Misericòrdia