Mn. Gerard Soler, delegado de Liturgia del Obispado de Lleida, nos sigue explicando el significado de los Salmos en su sección semanal Liturgia Viva.

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DOMINGO XXXIII tiempo durante el año (B)

(Domingo de la venida del Hijo del hombre en gloria)

LOS SALMOS QUE LA IGLESIA REZA (4)

 

g) Lo que nos dice la Iglesia

          "En la Liturgia de las Horas, la Iglesia ora sirviéndose en buena medida de aquellos cánticos insignes que bajo la inspiración del Espíritu Santo compusieron los autores sagrados del Antiguo Testamento. Pues por su origen tienen la virtud de elevar hacia Dios la mente de los hombres, excitan en ellos sentimientos santos y piadosos, les ayudan de un modo admirable a dar gracias en los momentos de alegría y les proporcionan consuelo y firmeza de espíritu en la adversidad" (OGLH 100).

          "Los Salmos no son más que una sombra de aquella plenitud de los tiempos que se reveló en Cristo Señor y de la que recibe toda su fuerza la oración de la Iglesia" (OGLH 101).

          "El Espíritu Santo, bajo cuya inspiración cantaron los salmistas, asiste siempre con su gracia a los que creyendo con buena voluntad, cantan estas composiciones poéticas. Pero es necesario, ante todo, que "adquieran una instrucción bíblica más rica, principalmente acerca de los Salmos" (SC 90)" (OGLH 102).

          "La salmodia, aunque exija la reverencia debida a la majestad divina, debe realizarse con alegría de espíritu y dulzura amorosa, tal como conviene a la poesía y al canto sagrado y sobre todo a la libertad de los hijos de Dios" (OGLH 104).

          "Quien recita los Salmos abre su corazón a los sentimientos que éstos inspiran según el género literario de cada uno, ya sea de lamentación, confianza, acción de gracias u otros que acertadamente señalan los exegetas" (OGLH 106).

          "Pues aunque tales cánticos traigan su origen de los pueblos orientales de hace bastantes siglos, expresan, sin embargo, de un modo adecuado el dolor y la esperanza, la miseria y la confianza de los hombres de todas las edades y regiones, cantando sobre todo la fe en Dios, la revelación y la redención" (OGLH 107).

          "Quien recita los Salmos en la Liturgia de las Horas no lo hace tanto en nombre propio como en nombre de todo el Cuerpo de Cristo, e incluso en nombre de la persona del mismo Cristo...

          En el Oficio divino se recorre toda la cadena de los Salmos, no a título privado, sino en nombre de la Iglesia, incluso cuando alguien hubiere de recitar las Horas individualmente. Pero quien recite los Salmos en nombre de la Iglesia, siempre puede encontrar un motivo de alegría y tristeza, porque también aquí tiene su aplicación aquel dicho del Apóstol: "alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran" (Rom 12,1) y así la fragilidad humana, indispuesta por el amor propio, se sana por la caridad, que hace que concuerden el corazón y la voz del que recita el Salmo" (OGLH 108).

          "Quien recita los Salmos en nombre de la Iglesia debe dirigir su atención al sentido pleno de los Salmos, en especial al sentido mesiánico que movió a la Iglesia a servirse del Salterio. El sentido mesiánico se manifestó plenamente en el Nuevo Testamento, y el mismo Cristo Señor lo puso de manifiesto al hablar a los Apóstoles: "es necesario que se cumplan todas las cosas que fueron escritas de mí en la ley de Moisés, los Profetas y los Salmos" (Lc 24,44). Es un ejemplo conocidísimo el diálogo que nos refiere San Mateo acerca del Mesías, Hijo de David y Señor suyo (Mt 22,44s), en el que el Salmo 109 es aplicado al Mesías.

          Siguiendo esta senda, los Santos Padres aceptaron y comentaron todo el Salterio a modo de profecía acerca de Cristo y su Iglesia; por el mismo motivo fueron elegidos los Salmos para su uso en la Liturgia... Tanto los Padres como la Liturgia procedieron rectamente al oír en los Salmos a Cristo que clama al Padre o el Padre que habla al Hijo reconociendo incluso la voz de la Iglesia, de los Apóstoles o de los mártires" (OGLH 109).

Mn. Gerardo Soler

Liturgia viva. Liturgia de las Horas, 15-11-15

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