Hace casi veinte años que un grupo de matrimonios de la parroquia de San Ignacio, estimulado por el padre "Lao" de Balanzó, comenzó a prepararse bajo la tutela del padre Ignasi Salvat. Así se formó el equipo del centro de preparación al matrimonio (CPM) que se ha ido renovando hasta llegar a nuestros días.

El CPM es un movimiento eclesiástico internacional, que acaba de celebrar hace poco el 47 encuentro internacional en Asís (Italia) y que el próximo año lo hará en Cullera (Valencia) para hablar de los centros de preparación para el matrimonio como ámbitos de nueva evangelización.

El CPM tiene la misión de ayudar a las parejas en el crecimiento de su amor y su fe, con miras a prepararlas para el Sacramento del matrimonio y la Constitución de una pareja y una familia encaminadas a la realización del espíritu evangélico.

En Lleida colaboramos con la Delegación de Familia y Vida de la Diócesis y trabajamos, como otros equipos de Catalunya y España, formando parte de una Federación Nacional, que a su vez es parte de la Federación Internacional de la CPM.

El trabajo de los CPM se basa en el diálogo. El diálogo dentro de la pareja como una herramienta fundamental para la comprensión mutua y como elemento fundamental de la comunicación.

El método de trabajo es muy simple, los futuros esposos se encuentran con otras parejas, acompañados por un monitor, en cinco sesiones a la semana hablando de los temas que son fundamentales en su preparación para el matrimonio. Los temas son: la psicología de la pareja. amor, sexualidad, crianza de los hijos, la dimensión social de la Asociación, la fe y el Sacramento del matrimonio.

Todo esto, se va trabajando con las parejas de cada cursillo, en una ambiente distendido, abierto y con mucho respeto durante cinco sesiones acompañadas por diferentes monitores de nuestro equipo. Al mismo tiempo, nos encontramos periódicamente para hacer formación continua, mantener nuestros vínculos identitarios y asistir a los diferentes congresos de la Federación.

Todo, en el fondo, es una oportunidad para enriquecernos como personas, para compartir vivencias con sencillez, confianza, voluntad de mejora y, sobre todo, una opción clara por nuestra pareja concreta, es decir, amor, fe y confianza . Ya desde el primer momento, hacer pareja nos acerca al Espíritu del Evangelio.

Emili Reimat