El pasado martes, 26 de marzo, fue una jornada plenamente sacerdotal. Era el Martes Santo y, tradicionalmente, en este día nuestro Obispado celebra la Misa Crismal. El año pasado, ya celebramos las bodas

de oro y plata sacerdotales (lo que llamamos Jornada Sacerdotal) en la misma mañana del Martes Santo. Así, los sacerdotes que suelen participar en la Misa Crismal no necesitan volver otro día para la Jornada Sacerdotal.

Antes, esta jornada la celebrábamos el sábado más cercano al día 10 de mayo, fiesta de san Juan de Ávila, patrón del clero. Este año, sin embargo, la celebración ha tenido un tono especial porque también nuestro señor obispo celebraba sus bodas de oro.

Le han acompañado los sacerdotes José A. Jové, Joaquin Lax y Josep Moré, ordenados sacerdotes en el año 1963. Igualmente, el P. Jacinto Casasnovas y el hermano Andrés Huzmán, ambos jesuitas.

Por este motivo, un centenar de sacerdotes (entre ellos, 12 religiosos) nos reunimos para convivir fraternalmente durante toda la mañana. Empezamos rezando conjuntamente el oficio de Lectura.

Más tarde, escuchamos la conferencia del P. Esquerda que, llena de espíritu sacerdotal, nos invitó a enamorarnos de Cristo como premisa única para la nueva evangelización. Nos abrió, también, el horizonte de la Iglesia universal, al recordándonos que la fe cristiana no se encuentra sólo en Europa y que no en todos los países del mundo se vive la crisis de vocaciones de nuestro continente. Fue un soplo de aire fresco volver a recordar que pertenecemos a una Iglesia universal.

Y acabamos la mañana compartiendo, también conjuntamente, la comida del mediodía.

La Academia Mariana fue el marco para esta celebración.

Por la tarde, en la Misa Crismal, manifestamos nuestra comunión sacramental con los hermanos sacerdotes y con nuestro Obispo, en una Catedral llena de cristianos, conscientes de la importancia de vivir esta manifestación de la unidad de la Iglesia diocesana.

Allí, los sacerdotes y el mismo Obispo renovamos nuestro compromiso de vivir a fondo el sacerdocio y de entregarnos, totalmente y sin reservas, al servicio del pueblo cristiano.Una jornada plenamente sacerdotal.

P. Jaume Pedrós