Como estaba anunciado, el pasado domingo, día 25, a primera hora, se repartió a todos los pacientes el librito editado por el Servicio Religioso “Pequeño Devocionario Para Los Enfermos y Acompañantes”, con la finalidad de ayudar a todos los enfermos a orar en las diferentes situaciones que se pueden encontrar y, también, como un recuerdo de los

cincuenta años de sacerdote de Mn. Ángel Escales, capellán de este hospital durante trece años.

Se ha editado un buen número de libros que se irán repartiendo a lo largo de todo el año a aquellos enfermos o acompañantes que tengan inetrés en utilizarlo ensus plegarias con motivo de la enfermedad.

A las 11 de la mañana tuvo lugar la celebración de la Eucaristía, cantada por la coral de la Hospitalidad de la Virgen de Lourdes. Después de la homilía, doce enfermos recibieron el sacramento de la Santa Unción.

Acabada la Misa, el grupod e habaneras “Mai és tard” interpretó dos canicones en honor de todos los enfermos asistentes. A continuación, la coral de la Hospitalidad de Lourdes pasó por las plantas de pediatría, maternidad y oncología cantando bonitas canciones de su repertorio. El grupo de habaneras “Mai és tard” pasó por el resto de las plantas de hospitalización y nos hizo pasar un buen rato ecuchando su interpretaciones.

Los enfermos tuvieron un menú especial para completar esta fiesta tan bonita, porque si en nuestro hospital todos, profesionales y trabajadores, procuramos que cada día sea el día del enfermo, éste lo fue de una manera especial.

El cartel de esta campaña presenta un corazón con unas tiritas.

Muchos son los corazones rotos por los sufrimientos, angustias, crisis... Estos corazones necesitan unas tiritas para aliviar tantos sufrimientos. Los encargados de llevar a cabo esta misión somos todos los miembrosde la Iglesia, los familiares de los enfermos, los que padecen en silencio y los profesionales de la salud, que han de cumplir su misión no solamente con profesionalidad sino también con amor y afecto, como una consecuencia de nuestra fe y caridad cristianas.

Y para que podamos curar tantas heridas Jesús no nos deja solos, nos da su Espíritu, el consolador que siempre estará con nosotros. Nos promete que él mismo estará de una manera especial al lado de los que sufren: “No os dejaré huérfanos, ni desamparados”.

Y, sobre todo, nos ha dejado estos signos de su presencia que son los sacramentos, especialmente la Santa Unción.

 

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