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El obispo de Lleida Mons. Salvador Giménez Valls presidió el 10 de diciembre y por primera vez, la fiesta de la Patrona de Llardecans, la Virgen de Loreto.

El acto central de la fiesta patronal fue la celebración de una solemne Eucaristía en la capilla santuario de Loreto, lleno de fieles y presidida por el obispo Salvador, concelebrando con él una docena de presbíteros, entre ellos algunos hijos del pueblo como el mismo rector Mn. Josep Mª Cebrià, Mn. Jordi Pardell o Mn. Jordi Piñol, antiguos rectores y padres de los pueblos cercanos y del archiprestazgo.

A la celebración asistió la alcaldesa de Llardecans Carme Piñol y el director de Gobernación de la Generalitat en Lleida Jordi Curcó, así como representantes de las entidades sociales y culturales del pueblo.

En su homilía el obispo Salvador invitó los fieles a vivir la fe en coherencia de vida y toman como modelo en Maria: “...tenéis que vivir y transmitir vuestra fe, que tiene que tener unos buenos fundamentos, como los de la Casa de María. Una fe que se expresa en la alegría y la esperanza”. Mons. Salvador alentó los vecinos a continuar en la devoción hacia su Madre y Patrona, a la vez que manifestó su satisfacción para presidir por primera vez la fiesta de Loreto en Llardecans.

En el momento del Ofertorio, con el pan y el vino también se hizo la odrenda del Primer Aceite de la Cooperativa del pueblo, que lleva el nombre de la Patrona, así como un ramo de 50 rosas rojas de la Asociación de la Gente Mayor de Llardecans con motivo de su 50 aniversario.

Después de las palabras de agradecimiento del rector del pueblo al obispo Salvador por haber compartido y presidido la fiesta de Loreto con el pueblo de Llardecans, la celebración como es tradición, se cerró con el canto de los Gozos en alabanza a la Virgen de Loreto, interpretados por el coro parroquial que había solemnizado la Eucaristía.

A continuación, Mons. Salvador Giménez y los concelebrantes subieron hasta el cambril de la Patrona para venerar su imagen. Finalizada la celebración el Sr. obispo, acompañado por la alcaldesa y el director de Gobernación, se trasladó hasta el ayuntamiento donde firmó en el Libro de Honor.