Información patrimonial:

 

La podríamos datar a mediados del siglo XVIII, época de un aumento económico y demográfico. Temple dedicado a San Martín, con tres naves. La central de tres tramos de vuelta con lunetos. Las laterales presentan un triforio y tres capillas por banda. Presbiterio cubierto con una cúpula sostenida por conchas, con una linterna que se ve desde el exterior. Junto al presbiterio hay una pequeña sala que actualmente está condicionada como capilla, en la cual se encuentra un interesante cuadro de la Virgen María de Gracia. El campanario es una torre adosada a la fachada de base cuadrangular, y un segundo cuerpo octogonal.

Fuente: Informació extreta de L'informatiu del Bisbat de Lleida editat entre el 2001 i 2008

 

De la antigua iglesia románica, muy modificada, ensanchada con añadidos posterior cimbori, porche, naves y capillas laterales, solo restan, sobre columnas, dos capiteles florales, que ya no tienen que sostener la arquivolta porque ha desaparecido. El exterior de la iglesia era de sillares de piedra enlucidos. La cubierta, igual que todo el pueblo, es de teja árabe, excepto la del campanario que es de losas de pizarra y está xapitellat en la parte superior. Actualmente, es un edificio deformado que compran varios estilos a partir del románico.

 

Costumbres y tradiciones:
 
Cuaresma
 
Durante los cuarenta días de la Cuaresma, cuando el día apuntaba, había un grupo de cantores que pasaba por el pueblo a hacer «la despierta». La gente se despertaba con los cantos, que tenían lugar por todas las calles, y quitándose a continuación se hacía vía hacia la iglesia, donde tenía lugar el rezo del rosario. Al salir del rosario, la casa que había «amasado» (se se hacía el pan a casa, y de esto se decía amasar) el día anterior, se daba coca para toda la gente que había ido al rosario y que había hecho la despierta». «Esta coca ya era hecha expresamente, y las casas, al amasar, ya sabían que lo tenían que hacer. Así, haciendo una hoguera en la plaza, se lo comían todos al salir».
 
 
El olivo del Domingo de Ramos
 
Esta tradición de poner olivo bendito, al pica-puerta de las casas el Domingo de Ramos, nos ha llegado hasta nuestros días. La gente lo hace con la seguridad que así resto guardado aquella casa de cualquier mal.
 
 
Sacar la Cuaresma
 
Antiguamente, al término de los oficios del Sábado Santo por la mañana, salía el rector con los monaguillos cercando el pueblo y bendiciendo, una a una, todas las casas de la población. El cura llevaba en un recipiente sal mojada, que echaba, con una cuchara, a la puerta o el dintel de las casas (es el símbolo de la pintada, con la sangre del cordero pascual, de los israelitas en Egipto. Es el paso. La Pascua...), y una vez hecha esto los de la casa solían darle huevos. Por eso también era conocido este acto como el «sal y huevos». No obstante aquí de este hecho se decía: «Sacar la Cuaresma». 
 
 
La Semana Santa
 
En Semana Santa todo el mundo hacía fiesta. El Jueves Santo no se podía hacer nada, ni las camas. Este día todo el mundo iba a misa, puesto que había la creencia que si este día no se iba a misa, las brujas llamaban a la puerta de aquel quien no iba. Y que, si durante el año algún día se iba de viaje o en Lleida con el animal, les saldrían las brujas. Este es el motivo, también, por el cual se ponía olivo bendecido el Domingo de Ramos en el pica-puerta, para que no llamaran las brujas en aquella casa. Como Jueves y Viernes Santo no se podía hacer nada, para más seguridad, el Sábado de Glòria se iba a buscar agua bendita en la iglesia, donde se bendecía durante la misa para todo el pueblo, y se esparcía toda la casa para hacer marchar los malos espíritus.
 
 
Pascua y las "camarelles"
 
Una vez pasada la Semana Santa, y toda la larga Cuaresma, el día de Pascua por la mañana, la joya estallaba por todo el pueblo. La «despierta» que se había hecho durante toda la Cuaresma con cantos de tristeza eran, hoy, cambiados por cantos de alegría. De buena mañana las «camarelles» surcaban el aire de Llesp, subiendo hacia el infinito del cielo, llenando de joya y fiesta esta gran fiesta.
 
 
Navidad
 
Navidad ha sido una fiesta muy familiar y muy intensamente vivida en estos pueblos de montaña, quizás porque hasta ahora los pastores tenían un protagonismo especial (hombres de coro sencillo) en este acontecimiento y a la tierra alta ha habido mucho ganado y mucho pastor. Por eso tenemos que decir que aquí arriba la Navidad ha sido diferente. Una de las cosas que destacan de la Navidad de Llesp, más que hacer explicaciones de cómo íntimamente se celebraba este día, es el hecho de destacar, y dar la letra, de un villancico propio.

 

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